Ahorro de energía con tu aire acondicionado

Cada vez hay más lugares en los que resulta difícil vivir sin aire acondicionado. A la subida de termómetros que se registra cada verano se han empezado a sumar los efectos del cambio climático, que ya han provocado incrementos de temperatura superiores a los 2 grados de media en los últimos 30 años. Todo ello se traduce en un incremento del uso de estos sistemas de confort y, por lo tanto, en un mayor consumo de electricidad. Por eso, si queremos evitar que la factura de la luz se dispare cuando utilizamos nuestro aparato de aire acondicionado, debemos seguir estas sencillas pautas:

Eficiencia energética.

A la hora de elegir un aparato de aire acondicionado o un equipo de climatización es conveniente fijarse en su etiqueta de eficiencia energética. Con ella se puede ver de un simple vistazo la capacidad de un aparato de hacer su trabajo de forma eficiente. Es obligatoria en Europa para todos los grandes electrodomésticos y se basa en una escala de clasificación por letras y colores, que va desde la A y el color verde para los equipos más eficientes, a la D y el color rojo para los menos. Todos los aparatos de aire acondicionado y sistemas de climatización cuentan con un nivel de eficiencia energética de clase A (hasta A+++, según modelos) que optimizan el rendimiento de los equipos con un consumo de energía muy bajo.

La temperatura, entre los 23 y los 25oC.

Cada vez que bajamos un grado el termostato de nuestro aparato de aire acondicionado incrementamos el consumo de electricidad de forma notable y la factura de la luz puede crecer hasta un 8%. Para evitarlo, debemos elegir una temperatura suave e intentar mantenerla de forma constante.  Se recomienda fijar la temperatura de sus equipos entre los 23 y los 25oC, en verano, y entre los 20 y los 23oC en invierno, en caso de que se utilice la bomba de calor.

Los filtros, siempre limpios.

La limpieza de los filtros de aire, de la que ya hemos hablado en este mismo blog, es fundamental para purificar el ambiente pero también para incrementar la eficiencia de los aparatos. Los filtros obstruidos aumentan el consumo de energía y merman la capacidad de funcionamiento. Y, por el contrario, mantenerlos limpios es muy sencillo y no requiere ningún tipo de conocimiento técnico. En general, cuando los aparatos de aire acondicionado y los climatizadores funcionan de una manera continua, conviene llevar a cabo una limpieza cada dos semanas como máximo, que puede ser mayor en caso de que haya mascotas en casa o que se acumule mucho polvo. Para limpiar los filtros solo hay que extraerlos de la unidad interior y pasarles una aspiradora o sumergirlos en agua para desprender los residuos, y posteriormente secarlos completamente.

Hay que evitar la incidencia de la luz del sol.

Si, durante el verano, la vivienda está expuesta directamente a la luz solar el aparato de aire acondicionado tardará mucho más tiempo en refrigerar el ambiente y eso se traducirá en un mayor consumo de energía. Por eso se recomienda impedir la entrada de la luz solar con cortinas y, en ambientes cálidos, ventilar la casa durante el tiempo estrictamente necesario para que los aparatos hagan el menor esfuerzo posible. Además, para facilitar un enfriamiento homogéneo del ambiente se recomienda mantener en movimiento los distribuidores de aire, es decir, las palas que reparten el aire por los diferentes niveles de la estancia de forma automática.

Con estas sencillas pautas podrás sacar todo el rendimiento a tu aparato de aire acondicionado o climatizador para sobrellevar las altas temperaturas del verano y el frío del invierno de una forma eficiente.

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